Hoy 17 de mayo de 2020, Día Internacional de la LGTBIfobia, me he levantado inspirada y me atrevo a dedicar unas líneas acerca de lo que yo considero una de las secuelas más graves de la LGTBIfobia.
Primero me gustaría definir qué es, pues quizás haya personas que no lo sepan y creo que es necesario empezar por aquí.
¿Qué es la LGTBIfobia?
La LGTBIfobia se puede definir como el miedo y aversión irracionales hacia las lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales, basada en prejuicios y comparable al racismo, la xenofobia, el antisemitismo y el sexismo. Se da tanto en las esferas públicas como privadas y puede ser a través de manifestaciones más explícitas como incitación al odio y a la discriminación, el ridículo y la violencia verbal, psicológica o física, la persecución y el asesinato; como las más sutiles como el silencio, la negación, la invisibilidad, la marginación y la exclusión.
Además, la fobia a cada una de las letras LGTBI dentro del colectivo tiene características diferentes y aunque se incluyen dentro de un mismo marco, se deben de tratar y entender de manera distinta. Por ejemplo, una mujer lesbiana sufre una doble discriminación por ser mujer y por su diversidad sexoafectiva. Una persona bisexual, sufre violencia como resultado de una cultura monosexista y patriarcal.
Pero… ¿Cuál es el origen de la LGTBIfobia?
Esta surge como consecuencia de vivir en una sociedad hetero cis normativa, en la que todo lo que se sale de lo “normal” es inaceptable y tambalea los cimientos sobre los que está construida. Diferenciarse se vive como una amenaza y se rechaza. Las normas que dirigen nuestra sociedad están en el inconsciente colectivo y van calando muy poco a poco en nuestras cabecitas desde que tenemos capacidad para absorberlas. Este es un proceso silencioso y sutil del que ni siquiera nos damos cuenta. Se trata de creencias prejuciosas, mandatos e introyectos que están en nuestro subconsciente y que dirigen nuestra forma de comportarnos.
Todxs las tenemos, no nos salvamos ningunx. Solamente aquellas personas que ponen conciencia pueden llegar a detectarlas, amortiguar un poco su duro golpe y desaprenderlas.
Uno de los efectos con mayor repercusión en la salud psicoemocional de las personas del colectivo es la LGTBIfobia interiorizada. Sí…como he dicho nadie nos salvamos de tener en nuestro interior esta serie de ideas prejuiciosas. La LGTBIfobia interiorizada, para mí es el daño más intenso que produce la LGTBIfobia y es uno de los motivos por el cual se interrumpe el proceso de aceptación de nuestra orientación sexoafectiva e identidad de género; es motivo para ir a terapia y pedir ayuda. Nos convertimos en nuestrx peor enemigx y responsable de no avanzar en el proceso de aceptación. Es importante poner foco y conciencia en este tipo de prejuicios interiorizados, explorar uno a uno e ir deconstruyéndolos poco a poco.
Porque una persona no tiene que ir a terapia por el hecho de tener una orientación sexoafectiva, identidad o expresión de género diferente a la norma, debe de ir cuando el malestar es tan grande que le impide aceptarse y mostrarse al mundo Libre Sentir.
Secuelas psicológicas de la LGTBIfobia
La baja autoestima y autoconcepto desorganizado, como consecuencia de encarnar una identidad rechazada y de segunda clase. Cuando una persona está acostumbrada al rechazo manifiesto y sutil está acostumbrada a que le traten mal, es por ello que se desvaloriza y normaliza el hecho de que puede ser objeto de discriminación. La primera que se maltrata es ella misma, lo que en terapia Gestalt, se haría referencia a la polaridad perro de arriba vs. perro de abajo donde el perro de arriba es el exigente y el de abajo es el exigido. Tiene muy activado el de arriba, que ejerce una continua violencia hacia sí misma a través de un diálogo interno en el que se dice brutalidades. Es una agresión hacia sí misma, la mayor parte inconsciente a no ser que se haga un trabajo personal. El trabajo en terapia es detectar este diálogo para poder frenarlo y empezar a tratarnos bien, con amor, permiso y mirada compasiva.
Saber que la LGTBIfobia interiorizada se puede trabajar, genera cierto alivio ¿no creéis? Da sensación de control y nos permite pasar de víctimas a responsables.
Responsables de nuestro bienestar psicológico y emocional.